jueves, 8 de abril de 2010

Despedida de soltero

Corrimos en silencio por el bosque. Llegamos a nuestra casa en menos de quince minutos.
Carlisle–llamó Jasper.
–Ya estoy–dijo mi padre saliendo de la casa–.Será mejor que nos demos prisa.
¿A dónde iremos?, pensó Jasper.
–Iremos a los alrededores de cualquier sitio lejano a Forks­–deliberó Carlisle mientras comenzábamos a correr contestando a la pregunta de Jasper sin que lo supiera–. ¿Qué os parece si vamos al norte?
–Vale–dijimos los tres al unísono.
Corrimos en silencio.
¿Qué tal estás?, me preguntó Jasper en un pensamiento. Le miré con la pregunta en el semblante. Noto que estás inquieto y asustado y por mucho que te intento relajar, no lo consigo… Suspiré. Creo que lo que te pasa, es que echas de menos a Bella. Le miré con un gesto sarcástico. Ja, ja, ja. No me refiero ahora. Me refiero a que la echarás de menos cuando sea un vampiro. Aunque sé que su olor es muy potente y tú ya has dominado la sed casi por completo, se te hace muy duro estar a su lado, ¿No es cierto? Asentí levemente mientras me concentraba en correr. Lo siento, Ed, pero es la verdad. Estoy seguro, que aunque tu sed te mata, la echarás de menos, echarás de menos sus mejillas ruborizadas, el acelero de su corazón… Sacudí la cabeza y suspiré en forma de afirmación ante su suposición. Estoy seguro de que si hubiera podido llorar, lo hubiera hecho.

–Ya hemos llegado–anunció Carlisle–. La verdad es que hemos tardado más de lo que esperaba, pero da igual.
– ¡Que empiece la fiesta!–gritó Emmett.
Todos le imitamos con un agudo aullido.
Empezamos a cazar, primero por parejas; Carlisle con Jasper y yo con Emmett.

Cuando ya llevaba un rato de caza-habíamos cazado un par de osos pardos cada uno, los preferidos de Emmett-, mi hermano se puso serio, y me preguntó en un susurro:
– ¿Estás seguro?
– ¿Qué si estoy seguro de qué?
–De Bella.
–Ella es la razón de mi existencia, no sé como puedes dudar eso–le respondí con una voz más fiera.
–Eso ya lo sé–vaciló por un segundo–.Pero me refiero a que si estás seguro de la boda, de convertirla en vampiro.
–Bueno…–pasó un minuto largo mientras intentaba contestarle. Su impaciencia le venció y se sentó en una gran roca, aunque no estaba cansado–. De lo de la boda…sí. Yo me quiero casar con Bella sea como sea.
– ¿Y de lo otro?–inquirió.
–Pues…­–empecé a decir mientras me sentaba con él en la roca–. No es que me haga demasiada gracia tener que convertirla, pero, si no lo hago, lo hará Carlisle o Alice… Y si no, vendrán los Vulturi, y eso si que no puedo permitirlo. Prefiero que sea un vampiro antes de que la mate un Vulturi.
Emmett sólo asintió y observó las estrellas. Sus pensamientos estaban llenos de inquietudes. Se preguntaba cómo sería mi prometida cuando fuese un vampiro, y si él sería más fuerte que ella.
Puse los ojos en blanco y observé las estrellas. Los pensamientos de Emmett no me interesaban demasiado, pero entonces, uno me sobresaltó:
Sé feliz, pensó Emmett antes de que pensara en Rosalie y su primera boda.
–Gracias, Emm–le dije sonriendo. Estaba seguro de que se hubiera sonrojado si pudiera.

A los pocos minutos llegaron Carlisle y Jasper.
– ¿Qué hacéis ahí? ¿Habéis cazado algo?–preguntó Carlisle, algo contrariado.
–Mirar las estrellas y sí, hemos cazado un par de osos–dijo Emm casi sin moverse.
Ah…–dijo Jasper.
Pasaron tres largos minutos antes de que Carlisle se planteara ir a cazar otra vez.
–Esperad–urgí yo.
– ¿Qué pasa, Edward?–preguntó Jasper.
–Bueno…–aunque ya había hablado de esto antes con ellos y tenía confianza con mis hermanos y mi padre, me daba vergüenza preguntárselo.
–Vamos Edward, no tenemos toda la eternidad–bromeó Jasper.
–Vale, vale… Como sabéis, mañana me caso con Bella…
– ¡Venga!–me urgió Emmett.
–…como sabéis– proseguí como si no me hubiera interrumpido–, quiero tener, bueno, Bella también quiere tenerla, una luna de miel auténtica, y me preguntaba, si podríais volver a…como decirlo… hablarme sobre el tema…
Emmett puso los ojos en blanco.
–Como ya te hemos dicho, hermanito, es un frenesí– comenzó Emm.
–Es…como si no pudieras controlarlo– continuó Jazz.
–Es muy fuerte… Pero debes intentar controlarte si no quieres lastimar a Bella– me advirtió Carlisle–. Como ya sabrás, si tienes memoria–que la tienes, pensó–, podrás recordar a Emmett y Rose sus primeros años…no paraban…–dijo mientras reía. Emmett sonrió con orgullo y yo y Jasper pusimos los ojos en blanco mientras reíamos
–Aunque, claro, con una humana será diferente…–dijo Jasper, en tono duditativo. Me pregunto si será más difícil…, pensó Jaz–. Supongo que sí, será para ti más costoso dado que Bella es una humana y que su sangre es…esto… apetitosa…–concluyó Jasper.
Gruñí. No me gustaba que tratase a Bella como comida…aunque esa era nuestra naturaleza…
–Lo siento– se disculpó mi hermano.
–Será mejor que vayamos a cazar, no vaya a ser que llegues tarde a tu boda…–dijo Carlisle en un suspiro.

La noche siguió igual, como si no hubiéramos tenido esa charla.
La verdad es que tenía una familia mejor de lo que merecía.

Cazamos un par de osos pardos más, unos cuántos pumas y algún que otro animal más. Cuando amaneció, decidimos prepararnos para volver a casa.
–Será mejor que volvamos–dijo Carlisle.
–Jo, pero es que ahora es cuando uno se divierte más–se quejó Emmett.
–Supongo, que si tardamos un poco más, no pasará nada…

¡¿Qué no pasaría nada?! Por un momento creí que llegaría tarde a mi boda.
– ¡Venga ya! Me voy yo solo–amenacé a mis hermanos, quienes estaban al otro lado de un gran claro acorralando a algún animal.
–Espera Edward. Emmett, Jasper, ahora mismo aquí– amenazó Carlisle en tono alto y severo.
–Parecen críos–dije yo. Ambos sabíamos que tanto Jasper como Emmett, aunque se encontraban a mas de doscientos metros, podían oírnos.
En menos de diez segundos, ambos se presentaron delante de nosotros.
–Mirad como os habéis puesto– les regañó Carlisle.
–Críos…–dije para el cuello de mi camisa.

Empezamos a correr lo más rápido posible, dado que no llegaríamos a tiempo.
Quedaban menos de tres horas para que empezase la ceremonia.


Rosalie nos esperaba en el porche de entrada.
¿Por qué tardasteis tanto?, pensó.
–Porque Emm y Jazz no se saben comportar…–dije, burlándome de ellos.
–Oh, venga–se quejaron.
–Da igual, sea cómo sea, daos prisa. Entrad por la puerta de atrás. Como los invitados os vean con esa pinta…
–Gracias Rose–dijo sarcásticamente Emmett.
Ella sólo le lanzó un beso y en cuestión de segundos, habían desaparecido.
EmsRosalie
– ¿Qué?
– ¿Por qué estás hoy de tan buen humor?
–Bueno…digamos que hoy es un día especial– por fin me podré poner ese vestido…, pensaba Rose, como de costumbre, en ella…
Puse los ojos en blanco y me disponía a correr para dar la vuelta a la casa cuando un pensamiento abarcó la cabeza de Rose. Por fin hermanito. Por fin te casas. He estado esperando este momento. Estoy feliz por ti. Me da igual que sea con una humana…
Además, de todas formas, Bella será una de nosotros de todas formas… Sólo, sé feliz, pensó y se dio cuenta que lo había escuchado. Se giró y dijo:
–Cómo se te ocurra decirle a alguien lo que te he dicho, te mato–gruñó, y ella no era de esas que amenazan por amenazar…
–Tranquila– dije mientras desaparecía.

Subimos a nuestras habitaciones, trepando por la pared, yo no quería correr el riesgo de encontrarme con Alice y que ella me arrancara la cabeza…
Cuando terminé de vestirme y de peinarme, me empezaron a entrar los nervios. Deseaba ver a Bella.
Me concentré en buscar los pensamientos de Alice.
Como se te ocurra mirar en mi cabeza, te mato, pensó Alice.
Cuando me disponía aprestar atención a su conversación, Esme llamó a mi puerta:
– ¿Edward? Edward, cariño, ayúdame.
– ¿Qué pasa, mamá?
–Necesito que termines unas cosas del patio.
–Vale.
Y bajé de un salto hasta el patio.

viernes, 26 de marzo de 2010

La caza del soltero

–Ya te echo de menos.
–No tengo por qué irme. Puedo quedarme…
–Mmm…
Durante un rato sólo se oía el corazón rítmico de Bella, nuestras respiraciones desacompasadas y el movimiento de nuestros labios.
Me preguntaba si a Bella no le daría asco o miedo besar a un vampiro dado que nuestra ponzoña se encuentra en los colmillos y el más ligero roce podría ser fatal. Cada vez que la besaba era como si inhalase llamas; era un dolor muy agudo. Aunque, lo tenía lo más controlado posible dado que si Bella desapareciera, yo iría con ella al cielo… o al infierno.

Abrí los ojos mientras la besaba, sentía que yo tenía más de lo que merecía y que ella era una especie de premio del destino…
Bella abrió entonces sus achocolatados ojos y, por un momento, sentí que podía ver dentro de ella, aunque sólo fuese una ilusión. Ella también parecía que podía ver dentro de mí, como si estuviese viendo m alma, aunque, según nosotros, los vampiros no tenemos alma.
–Definitivamente me quedo–susurré.
–No, no. Es tu despedida de soltero. Debes ir–aunque ella decía eso, su cuerpo reaccionaba de otra forma. Su mano derecha se trabó en mi pelo y la mano izquierda presionaba la parte más estrecha de mi cintura.
–Las despedidas de soltero están diseñadas para quienes se entristecen por el fin de sus días de libertad. Y yo no podía desear más dejarlos a mi espalda. Así que realmente, no tiene mucho sentido.
–Eso es verdad–suspiró contra mi helada garganta.
Lo único que me desconcentraba un poco eran los ronquidos del padre de Bella. Me pregunté si ella también los oía.
Odiaba tener que, cuando estábamos tan acurrucaditos en la cama de Bella, ella tuviese que estar envuelta en una manta. Aunque eso dejaría de tener importancia cuando ella fuese uno de los nuestros.
Recorrió con su mano mi pecho marmóreo y un ligero estremecimiento me atravesó. Busqué su boca para poder besarla de nuevo y ella dejó que su lengua chocara contra mi labio helado y suspiré.
Comencé a apartarme. Esta era mi respuesta cuando las cosas estaban yendo demasiado lejos aunque mi deseo fuese continuar. Odiaba tener que rechazar a Bella, sobre todo cuando se me ponía demasiado cariñosa.
–Espera–dijo mientras me abrazaba y pasaba una de sus piernas por mí cintura–Sólo se consigue la perfección con la práctica.
Me eché a reír entre dientes.
–Bueno, pues nosotros debemos de estar bastante cerca de la perfección a estas alturas, ¿a que sí? ¿Acaso has dormido algo en el último mes?
–Pero esto es sólo un ensayo general, y sólo hemos practicado ciertas escenas. Aún no ha llegado el momento de jugar sobre seguro.
Bella no me podía hacer esto, ya era suficiente malo para mí tener que aguantar a sus hormonas como para poder hacerlo aquí y ahora. No era el mejor momento.
–Bella…
–No empieces otra vez con eso. Un trato es un trato.
–No lo sé. Es muy difícil concentrarse cuando estamos así, juntos. Yo… no consigo pensar con coherencia. No soy capaz de controlarme y podrías terminar herida –y eso jamás me lo perdonaría.
–Estaré bien.
–Bella…
– ¡Calla!–y me besó. Mi primera reacción, fue devolverle el beso, pero enseguida la aparté de mí con cuidado.
– ¿Qué tal están tus pies? ¿Fríos?–ambos sabíamos perfectamente que no me refería al sentido literal de la palabra.
–Calentitos–respondió de inmediato.
– ¿De verdad? ¿No te lo has pensado mejor? Todavía puedes cambiar de idea.
– ¿Intentas dejarme plantada?–me eché a reír entre dientes.
–Sólo me cercioro. No quiero que hagas algo de lo que no estés convencida.
–Estoy segura de ti, ya me las apañaré con el resto.
Vacilé ante su respuesta.
– ¿Podrás?, y no me refiero a la boda, porque estoy convencido de que sobrevivirás a pesar de tus quejas, pero después de todo… ¿Qué hay de Renée y de Charlie?
–Pues que les echaré de menos–dijo después de un lánguido suspiro.
–Y a Ángela, Ben, Jessica y Mike.
–Sí, también echaré de menos a mis amigos–y sonrió en la oscuridad–. Especialmente a Mike ¡Oh Mike! ¿Cómo voy a poder vivir sin él?
Gruñí. Eso no me gustó nada. Aunque lo dijera de broma. Se echó a reír y luego se puso seria.
–Edward, ya hemos pasado por esto. Sé que será duro, pero es lo que deseo de verdad. Te quiero a ti y que sea para siempre. Una sola vida no es bastante.
–Quedarse congelado en los dieciocho.
–El sueño de cualquier mujer hecho realidad–bromeó.
–No cambiarás nunca… No avanzarás jamás.
– ¿Qué quieres decir con eso?
– ¿Te acuerdas de cuando le dijimos a Charlie que queríamos casarnos y él creyó que estabas embarazada?
–Y pensó en tirarte un tiro. Admítelo, lo consideró durante un segundo–eso era cierto, pero no contesté– ¿Qué pasa, Edward?
–Sólo que en ese momento deseé…bueno, me hubiera gustado que fuese cierto–lo había deseado con toda mi alma, aunque no tuviese. Una mini-Bella entre mis brazos. Sería mi sueño…
–Oh, vaya–contestó en un jadeo. Eso me dio a pensar que a ella no le haría tanta ilusión cómo a mí.
–Más aún, que hubiera alguna manera de poder hacerlo realidad. Que tuviésemos esa posibilidad. Odio arrebatarte eso también.
–Sé lo que estoy haciendo–contestó después de un minuto.
– ¿Y cómo puedes saberlo, Bella? Mira a mi madre, y a mis hermanas. No es tan fácil cómo crees.
–Pues Esme y Rosalie lo llevan estupendamente–eso no era del todo cierto, mis hermanas y mi madre deseabas fuertemente tener hijos–. Si luego se convierte en un problema podemos imitar a Esme, adoptaremos–pero yo no quería adoptar, yo quería tener al hijo de Bella…
Suspiré y mi voz sonó más fiera.
– ¡Esto no está bien! No quiero que hagas sacrificios por mí. Deseo darte cosas, no quitártelas. No quiero robarte tu futuro. Si yo fuera humano…– antes de que pudiese terminar a frase, Bella me tapó la boca con un dedo. En ese momento, deseé con todas mis fuerzas ser uno de ellos.
–Tú eres mi futuro. Así que déjalo ya. No te pongas en plan deprimente o llamo a tus hermanos para que vengan y te lleven con ellos. Quizá es verdad que necesitas una despedida de soltero.
–Lo siento. Sueno deprimente, ¿verdad? Deben de ser los nervios.
– ¿Tienes los pies fríos?
–No en ese sentido. He estado esperando todo un siglo para casarme contigo, señorita Swan. La ceremonia de la boda es la única cosa a la que no puedo esperar…–corté a mitad de la frase. Las voces de dos pensamientos venían directas hacia mí. – ¡Oh, por el amor de todos los santos!
Edward, no te librarás de tu despedida de soltero tan fácilmente, pensó Emmett.
Será divertido, me intentó animar Jasper.
– ¿Pasa algo malo?
–No vas a tener que llamar a mis hermanos. Parece que Emmett y Jasper no están por la labor de dejarme en paz esta velada.
En cuestión de segundos, llegaron hasta la ventana de Bella y Emmett escaló el viejo árbol. Hubo un chirrido en la ventana muy estridente.
–Si no haces que salga Edward, entraremos a por él–susurró Emmett
–Vete. Vete antes de que echen la casa abajo–echó a reír.
Puse los ojos en blanco, pero cogí la camisa del suelo y me la puse. Me incliné y la besé en la frente.
–Duerme algo. Mañana te espera un buen día.
– ¡Gracias! Seguro que eso me ayudará a relajarme.
–Te veré en el altar.
O sales, o entro en la habitación de Charlie. Ya verás qué bien me lo voy a pasar. Te dará caza él mismo y yo le ayudaré. La caza del soltero-. rió Emmett.
–Yo soy la que va de blanco.- ignoré los comentarios de mi hermano.
–Muy convincente–repuse.
Salté desde la ventana hasta el suelo llevándome por medio a Emmett, que cayó sobre la hierba, y yo sobre él, con un sordo sonido. Me pregunté se Bella lo oyó.
–Maldita sea. Encima que te venimos a ayudar…-maldijo Emmett.
–Será mejor que no le hagáis llegar tarde–murmuró Bella desde la ventana. Estaba seguro que oyó a Emmett.
Jasper se asomó entonces a la ventana de Bella.
–No te preocupes, Bella. Le llevaremos casa con tiempo suficiente–Jasper comenzó a tranquilizar a Bella, lo notaba en la mente de mi hermano.
Vi en la mente de Jasper que Bella se sentaba en la cama con torpeza.
– ¿Jasper? ¿Qué es lo que hacen los vampiros en sus despedidas de soltero? ¿No le iréis a llevar a un club de streptease, verdad?
– ¡No le digas nada!–gruño Emmett pero le pegué un puñetazo en el estómago y me eché a reír
–Tranquilízate. Nosotros, los Cullen, tenemos nuestra propia versión. Sólo unos cuántos pumas y un par de osos pardos. Casi una noche como cualquier otra.
–Gracias, Jasper.
Jasper saltó desde el viejo árbol hasta el suelo sin hacer ningún ruido y empezamos a correr hacia el bosque en busca de Carlisle.

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Graciias a todos! espero qe os haya gustado!
Besos (K)

sábado, 27 de febrero de 2010

Compromiso

jajaja, este es el primer capi que escribo! espero que os guste! besines!





Compromiso

Me encontraba de compras en Seatle con Alice y Rosalie. Estábamos comprando los últimos detalles de la boda. Aunque no había visto el vestido de la novia, lo había vislumbrado en la mente de Alice, aunque ella intentaba no pensar en él mientras yo estaba cerca.

Aún sigo sin comprender, que a todas las mujeres les guste tanto ir de compras. Rectifico, a casi todas; a Bella no le gusta ir de compras. En mis casi noventa años no había visto nada parecido.

Bella había estado muy cabezona con el tema del coche, aunque parte de nuestro trato era que yo le conseguiría un coche cuando su viejo Chevy, dejase de funcionar.

Le había conseguido el mejor coche disponible, aunque, para mi opinión, era poco para ella. Era un Mercedes Guardian. Todavía no estaba en el mercado, sólo habían sido vendidos a traficantes de armas, narcotraficantes y diplomáticos de Oriente Medio.

Lo mejor de todo es que a su viejo Chevy no le pasaba nada, seguía igual que siempre, pero para poder comprarle el coche de antes, tenía que hacer que su coche dejase de funcionar, así que le pedí a Jasper, que, con mucho cuidado, hiciera que el Chevy dejase de funcionar.

Aunque lo más divertido fue ver la cara de Bella cuando descubrió que su coche no arrancaba. Aún así, todavía no había conducido su nuevo coche ni una sola vez. Cada vez que podía, miraba el cuentakilómetros, que seguía a cero.

Charlie, el padre de Bella, se había tomado nuestro compromiso… lo mejor posible. Todavía recordaba aquella noche con total claridad.

El sonido del coche patrulla de Charlie, avanzando con demasiada lentitud. Cuando Bella oyó el coche aparcando en la casa, le empezaron a temblar las piernas. Miré sus manos y no dejaba de retorcer el dedo donde estaba la sortija.

­­­­­­–Deja ya de retorcer los dedos, Bella. Por favor, intenta recordar que no vas a confesar un asesinato. –le dije antes de que su padre entrara.

–Que fácil es decirlo para ti.

Observaba a Bella mientras ella ponía atención a la entrada de su padre. Para ser sinceros, a mí me parecía de lo más ruidoso.

–Tranquilízate, Bella. –le susurré cuando noté que su corazón empezaba a acelerarse. Cuando la puerta dio un gran portazo, ella se encogió. Me pregunté si se encontraba bien.

–Hola, Charlie. –le saludé con la mayor amabilidad que pude.

– ¡No!–protestó Bella en voz baja.

– ¿Qué?–le repliqué en un susurro.

– ¡Espera hasta que cuelgue la pistola!

Me eché a reír ante semejante visión mientras me pasaba la mano por el pelo. Una bala no podría dañarme. Ni siquiera la sentiría.

Charlie dio la vuelta la esquina. Últimamente, Charlie pensaba menos en mí como aquel muchacho que hizo que su hija estuviera deprimida y luego volver como si nada. Sabía que él nunca me perdonaría, aunque lo intentaba.

–Hola, chicos. ¿Qué hay?

­­–Queríamos hablar contigo­–comencé–. Tenemos buenas noticias.

Su expresión se torno de la falsa amabilidad a la sospecha y con ella, sus pensamientos.

– ¿Buenas noticias?–gruñó Charlie mirando a Bella.

–Más vale que te sientes, papá–le dijo ella. Charlie alzó una ceja mientras la miraba fijamente. Su cabeza estaba llena de teorías. Se sentó, ruidosamente, en el sillón–.No te agobies, papá. Todo va bien.

Hice una mueca al oír esa palabra, yo hubiera usado el adjetivo glorioso, estupendo o perfecto.

–Seguro que sí, Bella, seguro que sí. Pero si todo es tan estupendo, entonces, ¿por qué estás sudando la gota gorda?–dijo, con el ceño fruncido.

–No estoy sudando– mintió. A Bella no se le daba bien eso de mentir. Se echó un poco para atrás, y se secó la frente. Entonces Charlie pensó algo que me hubiera encantado que fuera verdad.

– ¡Estás embarazada! Estás embarazada, ¿a que sí?

Aunque se estaba dirigiendo únicamente a Bella, su hostilidad iba directa hacia mí. Su mano, y sus pensamientos, se dirigieron levemente hacia la pistola.

– ¡No! ¡Claro que no!–contestó Bella enseguida. Charlie se relajó un poco. Aunque me hubiera encantado saber qué era lo que Bella pensaba, pues su expresión no era del todo reveladora.

–Ah, vale.

–Acepto tus disculpas.

Tanto Charlie como yo, estábamos esperando a que Bella dijera algo. Ella me miró con los ojos llenos de pánico. Le sonreí y me giré hacia su padre.

–Charlie, me doy cuenta de que no he hecho esto de la manera apropiada. Según la tradición, tendría que haber hablado antes contigo. No deseo que esto sea una falta de respeto, pero cuando Bella me dijo que sí, no quise disminuir el valor de su elección; así que en vez de pedirte su mano, te solicito tu bendición. Nos vamos a casar, Charlie. La amo más que a nada en el mundo, más que a mi propia vida–aunque esa no era la palabra apropiada para denominar a mí…existencia–, y, por algún extraño milagro, ella también me ama a mí del mismo modo. ¿Nos darás tu bendición?

Charlie había captado toda su atención en mis palabras y en el anillo que Bella llevaba en el dedo. Por un momento pensé, que la visión de Alice, no iba a cumplir. Ella había visto a Charlie accediendo a nuestro enlace, pero los pensamientos del padre de Bella, decían todo lo contrario…

¿Casarse? ¿Mi Bella quiere casarse con ese… imbécil? No puede ser, esto debe ser un sueño…o mejor dicho, una pesadilla… Quizá sea una broma de cámara oculta…

Eso era lo que Charlie estaba pensando cuando noté que Bella quería levantarse para ayudar a su padre. No me había dado cuenta de que Charlie había cogido un color azul.

–Dale un minuto–le susurré lo bastante bajo como para que Charlie no lo oyera. Ella se relajó un poco. Yo aún estaba tenso por su decisión.

Bueno…supongo que podría ser peor…los pensamientos de Charlie volvieron a captar mi atención. Entonces, me relajé un poco.

–Diría que no me he sorprendido en absoluto. Sabía que me las tendría que ver con algo como esto antes de lo que pensaba.

Bella exhaló aire y su aliento me dio de lleno en la cara. Ya tenía controlada la sed, pero en momentos así, se me hacía muy duro.

– ¿Y tu estás segura?– inquirió su padre con cara de pocos amigos.

–Estoy segura de Edward al cien por cien–no me esperaba esa respuesta.

–Entonces, ¿queréis casaros? ¿Por qué tanta prisa?–porque quiero a Bella y la voy a convertir en vampiro, pensé y reí para mis adentros.

–Nos vamos a ir juntos a Dartmouth en otoño, Charlie–le recordé–. Me gustaría hacer bien las cosas, bueno, hacerlas como es debido. Así es como me educaron–me encogí de hombros. La verdad, es que mis padres biológicos, Elizabeth y Edward Masen, me habían educado con la idea de llegar virgen al matrimonio.

–Sabía que esto iba a pasar–masculló frunciendo el ceño. De repente, su expresión cambió.

– ¿Papá?–preguntó Bella con ansiedad mientras me echaba una ojeada.

– ¡Ja!–explotó Charlie. Se estaba doblando de la risa, nunca pensé que pasaría eso–, ¡ja, ja, ja!

Bella me miró mientras yo intentaba reprimir la risa.

–Vale, estupendo, casaos–le dio otro ataque de carcajadas–.Sí, sí, pero…

–Pero ¿qué?

–Pues que se lo tendrás que contar tú a tu madre, y yo ¡no pienso decir una palabra a Renée! ¡Es toda tuya!

Según me había dicho Bella y lo que había leído en la mente de Renée cuando la visitamos en abril y en la de Charlie, era una mujer a la que la palabra compromiso, boda o cualquier otro sinónimo, le daba pánico. De ahí, el rechazo de Bella al matrimonio, aunque al final la convenciera.

Me eché a reír cuando Alice salió con un modelito del probador aunque intenté disimularlo con una tos. Rose me miró con cara de pocos amigos y Alice, me echó una mirada envenenada.

–Si no te gusta, lo dices. ¡Pero no te rías de mí!–dijo mi hermanita mientras entraba al mostrador para cambiarse. Estoy seguro, de que si hubiera podido llorar, lo hubiera hecho, aunque solo fuese para llamar la atención.

–No, Alice, no me reía de ti. Me reía de una cosa en la que estaba pensando.

–Bueno, bueno. Vayámonos ya. Que aún tengo que hacer la prueba final del traje de Charlie y del traje de Bella–una pequeña visión del vestido, se deslizó por su mente mientras salía del probador. Ella en seguida se dio cuenta–. ¡Edward!

–Lo siento, hermanita.

–Será mejor que nos marchemos ya, todavía tengo que elegir el peinado para tu boda con, esto, Bella–dijo Rosalie entre dientes. A ella no es que le cayera demasiado bien Bella para encima tener que ser su cuñada.

Conduje lo más rápido posible hasta llegar a Forks. Odiaba tener que ver siempre el mismo cartel: ¿Han visto a este chico? y había una, no muy favorable, foto de Jacob. Y para colmo, Charlie los había suministrado por todo Washington.

–Bueno Edward, yo me bajo aquí–dijo mi hermana mientras se bajaba delante de la casa de mi prometida–. Será mejor que no aprietes tanto el volante, no vaya a ser que se rompa.

–Procura meterte en tus asuntos–la corté mientras miraba a donde debía estar el Mercedes. Para mi sorpresa, había desaparecido.

–Oh, vale. Lo siento. Nos vemos luego. Adiós Edward. Rosalie, coloca mi ropa, por favor. –ésta solo asintió levemente la cabeza.

–Hasta luego–dijo mientras yo arrancaba el coche y me sumergía en la espesa cortina de agua.